Hoy en día los apostantes han cambiado, antes sólo teníamos quinielas y loterías para jugar de manera legal, era una tradición casi familiar rellenar las quinielas, la ONCE o incluso lotería nacional, pero en la actualidad esto se ha multiplicado y hay decenas, o cientos, de apuestas deportivas donde elegir.
En una época donde la televisión en muchas casas aún era en blanco y negro, donde el ganar algo en un concurso estaba supeditado prácticamente a ir al 1, 2,3 y conseguir un coche o un apartamento en primera línea de playa en Torrevieja, no pensábamos en la posibilidad de ganar desde casa a través de un aparato electrónico, una especie de teléfono con televisión y que cabe en el bolsillo x).
Un gran premio de una quiniela en 1980 podían ser 208 millones de pesetas, una cantidad muy respetable de dinero por acertar los catorce resultados de la jornada de liga. Cuando tocaba a alguien una cantidad así venían las cámaras, nos entrevistaban y salíamos en todos los medios, corría el champan, o cava, y alguna marisquería hacia el agosto. Esto en la actualidad es impensable, además que ha cambiado el perfil y las formas de jugar.
Algunos de los resultados más extraños fueron estos:
La peña Euroquinielas de Reus en Tarragona, fueron los acertantes del mayor premio de las quinielas con un Pleno al Quince y ganaron 9.089.888 euros.
En los años sesenta, un agricultor de Valladolid fue súper buscado tras ganar el 4 de febrero del 68 una quiniela de algo más de treinta millones de pesetas de la época…. CON UN BOLETO DE SÓLO DOS APUESTAS y que relleno con un dado.
El 10 de febrero del año 93 fueron los resultados más raros dados nunca, ningún acertante en el llamado Pleno al quince. Ningún equipo local gano esa jornada de liga.
En septiembre de 1988 se inagura el pleno al quince, ese es el año en el que se añade otro partido al boleto de la quiniela. En su momento hubo controversia ya que añadía otro variante al juego.
En definitiva el juego y las apuestas deportivas son algo muy de aquí, muy español por una u otra razón. Resulta simpático escuchar las historias sobre tal o cual persona que acertó, que se hizo millonario, o que no por un resultado, por un gol o una jugada que no llegó a culminar el crack del momento.