Uno de los grandes recuerdos de la infancia que seguro que más de uno de vosotros comparte conmigo es el de haber disfrutado del gran Eugenio en compañía de todos los miembros de tu familia, ya fuese en la tele, rádio ó a través de la típica cinta de gasolinera. Y es que eso que hoy puede parecer una absurdidad en los años 80 era lo máximo. En mi casa se armaba un revuelo tremendo cada vez que alguien traía un cassette de alguno de los muchos grandes cómicos que ha dado este país. Pero si había uno que nos gustaba más por encima de los otros ese era Eugenio, el hombre que hizo arte de explicar chistes.
Sin lugar a duda Eugenio era un genio. Era increíble el poder que ejercía sobre el público. En mi casa cuando Eugenio salía por televisión se oía a uno de mis progenitores decir
“¡Callad, callad! ¡Qué sale Eugenio!”
y todos los miembros de mi numerosa familia nos quedábamos embobados viendo la pantalla. Y riendo, porque si había algo en lo que Eugenio sobresalía por encima de los demás era por esa capacidad de conseguir hacer reír a cualquiera tuviera la edad que tuviera.
Dejar una respuesta