Estos días he visto un artículo sobre la vuelta de focas monje a las costas españolas tras varias décadas sin ninguna. ¿Recordáis a Peluso, la foca monje que vivía en el archipiélago de las islas Chafarinas, cerca de Melilla? Se hizo bastante famoso debido a como se dio a conocer para el gran público de la península, su historia conmovió a media España.
Nuestro protagonista saltó a los medios de comunicación y movilizó a la comunidad ecologista de la época tras ser avistado atrapado en una goma que aprisionaba su cuerpo causándole graves heridas en la piel. La goma parecía ser un resto de pesca o posiblemente fuera la correa de ventilador de un pesquero. No sería el primer caso de «ghost fishing» que existía, pero sí fue muy famoso porque Peluso era la última foca monje que quedaba en aguas españolas. Esta foca vivía en las Islas Chafarinas, un pequeño archipiélago de soberanía española pegado a la costa norte de Marruecos, cerca de Melilla. Las focas monje finalmente desaparecieron de nuestras costas. (Texto extraído de la web del WWF).
El planeta plástico ya estaba haciendo de las suyas hace casi treinta años, los humanos seguimos sin aprender y nuestro egoísmo nos hace seguir mirando hacia otro lado.
Volviendo a Peluso, estuvo viviendo en las islas Chafarinas hasta que desapareció allá por el año 1993, hubo una hembra que se mantuvo por las islas, pero poco después también dejó de verse. Esperemos que ahora las focas monje vuelvan a nuestras colonizar nuestras costas, como ya hicieron en los siglos anteriores. Por toda la costa mediterránea hay escritos y fotos de estas, en mi provincia, tenemos varias cuevas “del lobo marino” donde habitaban estos singulares habitantes, el enclave más significativo era en la isla de Tabarca, en la “Cova del Llop Marí”.
Esperemos volvamos a ver a estos especímenes nadar en nuestras aguas.
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